viernes, 4 de mayo de 2007

Nuevos descubrimientos sobre el asteroide Antíope Print Friendly and PDF

Combinando observaciones precisas efectuadas mediante el telescopio VLT del ESO con las recogidas por una red de telescopios más pequeños, unos astrónomos han conseguido discernir con un nivel de detalle sin precedente al singular asteroide doble, formado por dos conjuntos de cascotes, ambos de aproximadamente el mismo tamaño, girando uno alrededor del otro en un perpetuo pas de deux. Los dos componentes son ovoides a pesar de sus tamaños muy pequeños.

El asteroide Antíope fue descubierto en 1866 por Robert Luther, de Düsseldorf, Alemania. Fue el asteroide número 90 descubierto, y su nombre viene de la mitología griega. En el año 2000, William Merline y sus colaboradores comprobaron que el asteroide estaba compuesto por dos cuerpos de tamaño semejante, haciéndolo realmente un asteroide "doble", el primero de este tipo en el cinturón principal de asteroides existente entre las órbitas de Marte y Júpiter.

Todavía no está claro el modo en que se formó ese doble asteroide en el cinturón principal. El sistema de Antíope es una oportunidad única de conocer más sobre esta clase de objetos.

Pascal Descamps, del Observatorio de París, junto con su colega Franck Marchis, de la Universidad de California en Berkeley, EE.UU., realizaron una gran campaña de observaciones durante más de dos años y medio, que comenzó en enero de 2003. Durante la mayor parte del tiempo, usaron el Telescopio VLT del ESO en el Cerro Paranal, y para algunas observaciones adicionales utilizaron uno de los telescopios Keck.

Los investigadores pudieron determinar con gran precisión el curso de los dos pedazos de roca cósmica al girar uno alrededor del otro. Encontraron que los dos objetos están separados por 171 kilómetros y que ejecutan su danza celestial en 16,5 horas. De hecho, ahora conocen este período orbital con una precisión de medio segundo.

Determinada la órbita, los astrónomos pudieron deducir la masa total del sistema: 828 millones de millones de toneladas, y encontraron que los dos objetos estaban rotando alrededor de sus respectivos ejes a la misma velocidad con la que se orbitan uno al otro. Es decir, de la misma forma que lo hace la Luna con respecto a la Tierra, presentándonos siempre su misma cara.

Con la ayuda de observadores de varios países, y valiéndose de ocultaciones así como de las sombras que pasan sobre uno de los componentes del par, los investigadores encontraron suficiente evidencia de que los dos trozos de roca que integran el sistema de Antíope tienen la forma de elipsoides, es decir, de esferas ligeramente deformadas, casi similares en sus dimensiones: 93,0 x 87,0 x 83,6 kilómetros, y 89,4 x 82,8 x 79,6 kilómetros, respectivamente.

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