lunes, 2 de julio de 2007

El ataque de la mosca negra Print Friendly and PDF

El calentamiento global es la causa de la proliferación en la última década en España, sobre todo en Cataluña y en la cuenca del Ebro, de la mosca negra y del mosquito tigre.

El entomólogo de la Universidad Complutense, Raimundo Oteruelo, ha señalado que con el aumento de temperatura producido en la península por el cambio climático "se acelera el ciclo vital del insecto y se producen mayor número de generaciones".

El científico también puntualizó que la mosca negra no es una especie "invasora" como el mosquito tigre.

Se trata de un insecto muy pequeño, entre 3 y 6 milímetros, de cabeza globosa, aspecto "jorobado" y color oscuro. La hembra es la que pica y produce heridas más dolorosas que las del mosquito común porque intentan tomar la máxima cantidad de sangre posible y, aunque no transmiten enfermedades infecciosas, provocan reacciones alérgicas importantes.

Otra diferencia con los mosquitos comunes es que estas moscas tienen actividad diurna y sus picaduras son más frecuentes a primera hora de la mañana y al atardecer, además de ser buenas voladoras y poder desplazarse en un radio de acción de hasta 50 kilómetros.

De unos cinco milímetros de longitud, negro con rayas blancas, el mosquito tigre vive en zonas húmedas y, como la mosca negra, pica sólo de día y puede provocar fuertes dolores e inflamaciones, así como reacciones alérgicas.

Su mayor riesgo estriba en que se pueda convertir en portador del dengue y la fiebre amarilla, como sucedió en el sudeste asiático, si bien hasta la fecha no ha comportado transmisión de enfermedades en el área mediterránea.

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